Quien inventa cuentos
acaba inventando excusas
Escribir un poema de amor es fácil,
todo el mundo sabe lo que el otro quiere oír
o lo que está bien visto
o lo que gusta.
Decir palabras es sencillo,
crear el personaje azul ideal para cualquiera,
inventar cuentos con princesas
y construir castillos en el aire tan solo de versos.
Pero lo verdaderamente difícil
es encadenar un alma,
el estar incondicionalmente
cuando los versos no solucionan una vida,
ni cosen heridas,
ni secan lágrimas,
ni perdonan culpas.
Lo difícil es la vida real,
la de las ojeras,
la de los fracasos,
la que está fuera de los libros y los bares,
la que no queda tan bonita en un poema.
Quédate con quien demuestre sus versos,
con quien lleve tatuadas sus palabras en cada acto
y no se conforme contigo,
con quien no encuentre mejor lugar en el mundo
que tu almohada
y que no necesite nada más que SER CONTIGO...
NOEMÍ VICO GARCÍA
Me ha gustado tu blog. Gracias :)
ResponderEliminarAcrobacia
A la acróbata
flor de los trapecios
Amo a las acróbatas que juegan con la gravedad en las copas de los árboles
y giran descifrando el equilibrio
que incendian los rituales y arden inesperadas
y recitan antorchas como si dibujaran párpados y espejos y pájaros
y se perfuman los tobillos con azúcar
para correr descalzas por las aceras en el frío de las vigilias
y bailan despeinadas en los desfiles
y consumen desnudas y agotadas el sudor de los banquetes
y no disfrazan sus huellas armadas con velos robados a las vírgenes
y desprevenidas si encuentran pétalos los exprimen
y escriben poemas prácticamente inútiles
No será ya necesario hervir las sonrisas en alcohol y pastillas de menta
para congelar el aliento del público
ni apretar las manos manchadas con el vidrio de los retratos
ni disfrazar los latidos en oxidadas ceremonias de ceniza
ni masticar impasible las medidas, los acentos
y temporalmente desaparecer
o al tiempo ya también soy los que represento
Pero esta noche, esta noche
voy a morder el muslo de piedra de la luna y consumir la flor de los trapecios
en suave acrobacia de suicida
La otra noche, cuando temporalmente ciego