A
veces, me ves con mirada ausente y me preguntas que en qué estoy pensando. Es
sencillo pero temo asustarte. Por eso no suelo contestar o te regateo sonriéndote
y cambiando de tema. Pero lo que pasa es sencillo: te amo con premeditación y
alevosía, te amo rabiosamente, con vehemencia. Es más sencillo aún: al mirarte
se me salen los sentidos por la boca. Pero nunca quiero decírtelo del todo
porque el ser humano tiende a buscar otras metas cuando alcanza con facilidad
un trofeo.
Yo
quiero clavarme a tu futuro igual que un título se clava en un libro, en la
portada y para siempre. Me dan a menudo demasiadas ganas de soltarte este tipo
de barbaridades pero corro el riesgo de que pienses que no quieres luchar por
algo que no tiene complicación, que pienses que sólo merecen la pena los amores
que conllevan algún tipo de conquista, y qué quieres que te diga, tú aún no lo
sabes, pero a los pocos días de conocerte tus ojos clavaron una bandera en la
cima de mi corazón y te aseguro que no va a
haber manera de arrancarla… así que mejor sigo así, callado, haciéndote
pensar que no soy del todo tuyo. Seguro que de ese modo no se te van a ir las
ganas de luchar. Entiéndeme… yo también lucho, lucho cada día contra mí para no
decirte todas estas cosas: que cuando no te veo soy un hombre en un pantano, que desde que te conozco no recuerdo el nombre
del invierno.
MARWAN
Comentarios
Publicar un comentario