Gajes del oficio

Era un hombre que, por su profesión,
cuando cometia errores eran siempre de bulto.
Me estoy refiriendo a un maletero
o porteur, eso depende
de la situación del sujeto respecto
a la cordillera pirenaica
quien, atendiendo por uno u otro nombre,
acababa deslomado cada día
de tanto descargar y cargar trenes.

Yo también cometo errores de bulto:
voy a abrazar tu cuerpo y me abraso en el aire,
voy a pedir tequila y pronuncio te quiero,
voy a aspirar la brisa y estás en mi garganta.

Así acabo descorazonado cada noche
de tanto acarrear mi amor por todas partes:
un amor que no sé dónde dejar
cuando llega la tarde y tú no estás conmigo.

ÁNGEL GONZÁLEZ

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