El gusano


El tiempo me recorre,

me habita,

se cobija en mis ganglios,

acampa en mis arrugas.

Mirándome lo mido:

la pelambre de mis brazos palidece y ralea,

mi pecho encanece,

la piel de mis manos, que incursionaron las tetas

de mis novias y entraron a saco entre sus piernas,

se ha vuelto negra, dura y arrugada.

Mis ojos cegatones: esos carbones apagados

que vieron escapar a la muerte y ahora la detectan

a mi lado.

En mí está el tiempo.

Me desdibuja.

Me corroe por dentro:

ablanda mis mejillas,

debilita mis piernas,

infla mi vientre,

agita mi acezar,

me agota,

me quita la pasión.

El tiempo es mi enemigo;

me consume,

ocupa mi epidermis,

es mi sangre.


MARCO ANTONIO FLORES


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