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Si un hombre a los cincuenta años
se enamora de una adolescente,
su pasión confirma la teoría de Einstein,
la filosofía de Kant, la angustia de Shopenhauer,
el teatro de Shakespeare, los zapatos de Chaplin
y la inocuidad de las puestas de sol.


Si una muchacha en plena adolescencia
se enamora de un hombre de cincuenta años,
su pasión confirma la teoría de Einstein,
la filosofía de Kant, la angustia de Shopenhauer,
el teatro de Shakespeare, los zapatos de Chaplin
y la inocuidad de los amaneceres.


Si se besan y caminan del brazo por la Habana,
ya lo habían advertido Einstein, Kant,
Shopenhauer, Shakespeare, Chaplin;
si se desnudan en un cuarto de hotel y son felices,
tenían razón los que han llorado en los crepúsculos.


Si, en fin, se aman, todas las otras parejas existentes
(matrimonios legales y metálicos,
amantes hotélomanos,
novios castos o impúdicos, simples enamorados,
pretendientes de todos los tiempos y lugares)
han sido y son simple coincidencia,
literalmente, simple coincidencia.


ALEXIS DÍAZ PIMIENTA

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