Es curioso como,
cuanto más se llenaban de trastos absurdos mis cajas,
más vacía me ibas dejando.
Es curioso como,
cada recuerdo, cabía en una diferente,
para que me los fuera llevando.
Es curioso como,
creyendo que te acercabas a mi,
me empujabas cada vez más lejos.
Es curioso como,
sin escuchar el ruido a tu alrededor,
te quedaste mirando tu ombligo,
mareado, dibujando sus pliegues,
desdibujando ese laberinto sin minotauro
en el que te habías perdido,
en el que me habías perdido,
y en el que no nos volveríamos a encontrar
nunca
nunca...
NOEMI VICO GARCÍA
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